Bienvenidos hoy les traigo una leyenda de Birmania
En busca de aldeas de la tribu Kayan
La razón por la que viajé a Loikaw era porque quería conocer de antemano el lugar originario de donde provenían los Kayan y las mujeres de cuello largo, lejos de las rutas habituales turísticas. En un primer momento pensé que quizás sería difícil encontrarlas, y que me estarían pidiendo dinero todo el rato, pero me equivocaba.
Estaban por todas partes. Te las encontrabas tanto en la calle andando, como en el mercado local vendiendo frutas y verdura, o simplemente en el porche de su casa tomando el aire junto con su familia. Básicamente, llevaban una vida normal e incluso se sorprendían cuando veían a un extranjero merodeando por allí.
Un día decidí salir de la ciudad e ir a explorar aldeas Kayan. Lo peor de Loikaw es que alquilar una motocicleta es ilegal para los extranjeros. Si deseas irte lejos de la ciudad, la única manera de ir es en taxi. Encontré a un hombre que tenía coche y que estaba dispuesto a llevarme (medio día entero) por 25$. Era un tipo muy gracioso. Desde el momento en que lo conocí hasta que me dejó de vuelta en el hostal, estuvo con una cerveza en la mano. Y sí, esto produjo un efecto dominó hacia mí también 😀
Estaba bastante contento de haber contratado a un guía, ya que lo podría usar como traductor para conocer más sobre estas asombrosas mujeres. Pero sabéis qué? Resultó que los Kayan tienen su propia lengua y la gran mayoría no hablan la lengua birmana común.
Pero bueno. Primeramente me llevó a una famosa aldea Kayan donde literalmente habitaban docenas de mujeres mujeres de cuello largo. No me gustó mucho, ya que era una aldea preparada para recibir a turistas, aunque a decir verdad, todos los turistas que habían eran locales. Eran birmanos de una clase media-alta procedentes de Yangón.